El cielo se ha teñido de color rojo y contra este inmenso incendio
celestial se recortan las siluetas de las edificaciones… la enhiesta torre de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola (a la derecha) y el edificio Masónico (a la izquierda). Fotos: Gilberto González García |
Autor: Gilberto González García
La Habana despierta como cualquier otra urbe. Recién abandonado el horario de verano parece que amanece más temprano, aunque el Sol sigue guiándose por su reloj sideral, por eso al transeúnte puede parecerle que se le ha hecho tarde, aun cuando las calles se ven todavía despejadas.
Muchas personas ya esperan el ómnibus para dirigirse a sus respectivas labores. |
La calle Línea, en El Vedado, comienza a ser transitada. |
La avenida del Malecón exhibe todavía encendidas sus luces de Leds. |
El tráfico vehicular comienza a hacerse notar. |
Los primeros rayos del Sol bañan las fachadas de los edificios. |
Nos espera un caluroso día, lleno de novedades, trabajo creador, alegrías y quizás alguna tristeza, preocupación o sinsabor, que de todos ellos está hecha la vida. Por el momento disfrutamos de la fresca brisa del amanecer que nos ayuda a sentirnos optimistas, porque este nuevo día tiene que ser mejor que el de ayer. No dejemos para mañana lo que podamos vivir hoy.
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