viernes, 14 de noviembre de 2014

Mario Coyula Cowley se pregunta ¿cómo será La Habana?

Foto: Yelemny Estopiñán Rivero
Autor: Jorge Rodríguez Hernández

Considero oportuno comentar sobre la capital cubana por lo que está por venir, y lo haré a partir de la visión que acerca de ese advenimiento ofrece un citadino de “pura cepa” como el doctor en ciencias Mario Coyula Cowley, Premio Nacional de Arquitectura, alguien con quien esta urbe estará siempre en deuda por lo mucho que entregó a la misma este profesional raigal y de probada estirpe.


En la céntrica esquina de Infanta y San Lázaro, no lejos de la Universidad de La Habana, de la cual fue Profesor de Mérito, está el Parque de los Mártires, que él concibió, al igual que el Panteón de los Mártires del 13 de Marzo, en la Necrópolis de Colón.

Coyula Cowley se despidió de La Habana en julio de 2014, y lo hizo con insatisfacción y desasosiego al ver a su querida y amada ciudad, bien distante de sus sólidas concepciones arquitectónicas, las cuales defendió a contrapelo de criterios estigmatizadores de los espíritus discrepantes y valientes a la hora de ofrecer sus opiniones, y también dispuestos a defenderlas, con similar dignidad, sin renunciar al compromiso. No por gusto la Asociación Hermanos Saiz, de escritores y artistas jóvenes, le confirió la condición de Maestro de Juventudes.

Pero para suerte de la Villa de San Cristóbal de LaHabana, que este 16 de noviembre de 2014 celebra su aniversario 495, Coyula Cowley legó lecciones teóricas y prácticas, a las cuales no debe dárseles las espaldas, y de hacerlo, se estaría cometiendo un grave error, de esos que pesan toda la vida.

En el más reciente número- enero-junio de 2014- de la Revista Bimestre Cubana, de la Sociedad Económica de Amigos del País, la cual otorgó el Premio Francisco Arango y Parreño 2013 a Mario Coyula Cowley, éste dejó escrito para la posteridad su artículo, con visos de ensayo, ¿ Cómo será La Habana?

En dicha obra, expresó cuestiones que debieran ser atendidas, si se aspira, realmente, a que esta ciudad perdure en el tiempo. Plantea Coyula: “Es posible que la aparición de un sector de mercado inmobiliario con gustos algo más refinados traiga un mejoramiento del diseño arquitectónico y la llegada de algún que otro arquitecto de la vanguardia internacional”.

Pero Coyula Cowley también sintió no pocas inquietudes por el proceso de ruralización de La Habana, donde igualmente se observan algunas zonas macetizadas, de los llamados nuevos ricos, donde tras rejas y tapias, las personas más acomodadas se debaten “entre ocultar o mostrar su patética riqueza”.

Asimismo, el prestigioso arquitecto advierte sobre el “proceso de socavamiento” que “viene avanzando desde hace años con la gradual toma del protagonismo por una masa sin principios, escandalosa y con pésimo modales, entrenada en el robo al Estado y en utilizar cualquier método para sobrevivir”.

Tal vez a modo de testamento profesional, en el artículo de marras, Coyula dejó escrito para la posteridad, sobre el futuro de La Habana, que es como decir de Cuba: “…En un plazo medio, cualquier rumbo de cambios profundos que se tome será posiblemente malo, pero mantenerse estático puede ser igual o peor…algunos parecen no querer pensar y miran a otra parte, o esperan morir antes, para dejarle el problema a los que vienen detrás. Yo no estoy por la parálisis ni por la inmolación suicida, pero tampoco por la entrega o la salida escapista. Desde este medio siglo de compromiso quisiera ver desde adentro lo que pasará y tratar de que salga lo mejor posible”.

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