viernes, 7 de noviembre de 2014

Obispo, una de las calles más transitadas de la ciudad


Foto: www.flickr.com

La Calle Obispo se encuentra ubicada en La Habana Vieja de Cuba, o lo que fue la ciudad de intramuros en tiempos de la Muralla. Esta importante arteria tuvo su origen en el siglo XVI, en una data próxima a la fundación de la villa de San Cristóbal, es decir, en los alrededores de 1519. Fue concebida de manera muy estrecha para resguardarse del sol, con su trazado en damero a partir de una plaza mayor, propia de las ciudades hispanoamericanas.

Límites

Ubicada al sur de la Plaza de Armas y a un costado del Palacio de los Capitanes Generales, corre desde las riberas de la bahía hasta la calle de Monserrate. Es atravesada por las calles Baratillo, Oficios, Mercaderes, San Ignacio, Cuba, Aguiar, Habana, Compostela, Aguacate, Villegas y Bernaza.

Otros nombres

A lo largo de su existencia varias han sido las denominaciones que ha tenido esta calle. Sus nombres (47), al igual que el de otras importantes arterias habaneras, nacieron del ingenio popular.

Importante desde sus inicios

En esta arteria, hasta el derribo de las murallas, iniciado el 8 de agosto de 1863, existió una puerta de entrada a la ciudad desde los barrios de extramuros. Sus primeras edificaciones fueron bohíos de yaguas y guano, como todas las que formaron el primitivo núcleo urbano de la naciente villa, las cuales serían sustituidas con posterioridad por casas de rafas y tapias, cubiertas de tejas.
Dibujo de Samuel Hazard, viajero norteamericano que describió la vida y costumbres cubanas de la Isla, en su libro Cuba with pen and pencil. Londres, 1871 (Colección Roig de Leuchsenring).
Dibujo de Samuel Hazard, viajero norteamericano
que describió la vida y costumbres cubanas de la Isla,
en su libro Cuba with pen and pencil.
Londres, 1871 (Colección Roig de Leuchsenring).
Se levantaron monumentales edificios públicos que transformaron sustancialmente su estructuras.

Esta calle (ahora sólo peatonal) cumplió una función comercial, estableciéndose en ella casas de modas y dulcerías, los más animados cafés y algunas boticas. Se le agregaron poco a poco otros servicios. Era muy transitada de día por desembocar en la Plaza de Armas y Casa de Gobierno. Los paseos nocturnos hacia la Plaza donde se daban retretas, hacían confluir allí al público a pie, en quitrines y volantas.

Un testimonio elocuente del protagonismo conquistando por esta singular vía lo ofrece el viajero norteamericano Samuel Hazard, quien en su conocida obra “Cuba a pluma y lápiz”, editada en Nueva York en 1871, escribe:
Tomado de: EcuRed

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